Los regantes de Ñuble, los últimos 15 años, han sufrido los efectos de la “Mega sequía” que enfrenta nuestro país, situación agravada respecto de regiones vecinas, al no contar con embalses para planificar y proyectar la actividad agrícola.
Para el año en curso y la nueva temporada de riego que comienza en la zona, se mantiene un déficit de precipitaciones de 44%, directamente reflejado en los bajos volúmenes de agua medidos hasta la fecha sobre el Río Ñuble, en las estaciones fluviométricas administradas por la Dirección General de Aguas, encontrando que el volumen acumulado entre abril y octubre del presente año, permanece con un déficit de 24%, respecto a un año normal.
Si bien este año, la cobertura nival en cordillera es un 76% mayor que la temporada pasada, el aumento de las temperaturas primaverales ha provocado un derretimiento acelerado de la misma, disminuyendo los caudales disponibles para los meses de máxima demanda de cultivos (diciembre, enero y febrero).
En cuanto a los escenarios hídricos que pronostica la Dirección Meteorológica de Chile, para el trimestre móvil de octubre a diciembre en la zona cercana a Chillán, hay una mayor probabilidad de transitar por el fenómeno de la Niña, lo que se traduce en precipitaciones bajo lo normal y altas temperaturas.
Finalmente, se proyecta una disponibilidad de caudales significativamente menor a un año normal, con todas las implicancias conocidas en términos de disponibilidad hídrica.