- Este año, a la fecha, el caudal del río Ñuble presenta una disminución del 55% respecto al año pasado.
San Carlos, jueves 27 de noviembre 2025.- El pasado 13 de noviembre, el directorio de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble (JVRÑ) declaró la escasez hídrica del río y dio inicio al Período de Distribución Extraordinaria, comenzando el 21 de este mes.
Esta medida, según comentó el presidente de la JVRÑ, Fernando Rueda, busca garantizar una gestión eficiente del recurso en medio de una sequía prolongada que afecta a la región.
“Los agricultores de Ñuble llevamos décadas enfrentando esta sequía, adaptándonos e innovando en métodos de riego para lograr una mayor productividad con una menor disponibilidad de agua. Aun así, estos esfuerzos no son suficientes y están lejos de ser una solución real. La necesidad es clara, necesitamos infraestructura de almacenamiento que permita resguardar parte de caudal de invierno para proyectar su uso eficiente en época de mayor necesidad, es decir, en verano. Una obra multipropósito como el embalse Nueva La Punilla, permitirá mitigar los efectos de la sequía, reservará volumen exclusivo para consumo humano, resguardará la ribera ante eventuales crecidas del río como las del 2023 y por sobre todo permitirá asegurar el abastecimiento para la agricultura, que es la principal actividad socioeconómica de la región”, explicó Rueda.
Menos agua para riego
Según añadió Daniela Durán, Repartidora General del Río Ñuble, “los canales inician los riegos desde septiembre, sin embargo, la Junta de Vigilancia inicia la distribución controlada en sus canales cuando el río ya no abastece la demanda de los canales para riego. Este año, la disponibilidad de agua es menor, y lo podemos notar en dos factores: primero, que la entrega controlada de agua a prorrata (inicio periodo distribución extraordinario) comenzó un mes antes respecto el año pasado y la segunda es que actualmente el río porta un 55% menos que el periodo anterior. Es decir, el 21 de noviembre de 2024 el caudal medio diario registrado en la Estación DGA San Fabián 2 era de 135 metros cúbicos por segundo (m3/s), mientras que este año en la misma fecha se registra una media de 60 m3/s”.
A esta situación se suma un déficit significativo en la acumulación de nieve, esencial para el abastecimiento hídrico de la región, ya que su disponibilidad también es menor en comparación con la misma fecha en 2024.
En cuanto a las precipitaciones, esta temporada, al 21 de noviembre, Ñuble presenta un déficit superior a 32% respecto al período anterior y de un 43% respecto un año normal.
Este fenómeno climático, característico de los ríos con régimen nivopluvial (nieve y lluvia) como el Río Ñuble, genera una drástica disminución del caudal durante los meses estivales debido al escaso derretimiento de la nieve en la cordillera. “Esto resulta especialmente problemático para la agricultura regional, que depende de un caudal variable para el riego de cultivos. Durante el verano, la reducción del caudal es inevitable, y si las condiciones como lluvia y nieve son bajas, la situación se torna difícil de enfrentar, obligando a los agricultores a ajustar sus riegos para hacer frente a la escasez de agua, lo que en muchos casos culmina con pérdidas en su producción debido a la falta de agua”, analizó la Repartido General del río Ñuble.
“Esta escasez de agua representa un desafío crítico para la región, que exige un trabajo coordinado entre las autoridades, agricultores y la comunidad en general. Necesitamos mayor inversión en agricultura, y de seguro con esfuerzos conjuntos se podrá avanzar en medidas que permitan mitigar los efectos de la sequía, asegurando un futuro más sostenible para todos los habitantes de Ñuble”, añadió, por su parte, el presidente de la organización que reúne a más de 5 mil regantes.
Durante este período de distribución extraordinaria, la JVRÑ despliega una labor de personal en terreno, dedicado al monitoreo y revisión de ingreso de caudales, gestionando una distribución eficiente del recurso.
